DOS HOMBRES Y UNA HISTORIA
Los pueblos se salvan cuando tienen en las raíces el decoro y la honra de sus mejores hijos, y quiso la casualidad histórica que Antonio Maceo y Ernesto Che Guevara nacieran el CATORCE de junio.
El primero, mulato arriero curtido por el campo y las enseñanzas de un hogar, luego en los trajines de la guerra al lado del generalísimo
El segundo, joven intranquilo y asmático que recorriera la América toda, como un reto a su enfermedad, para sentir por cada indio y hacer de ellos su fúsil
Luceros del Alba, caballeros de la historia, valientes sin fronteras, revolucionarios intransigentes en la más amplia acepción de la palabra, mártires del pueblo cubano y del mundo.
Los recordamos así como eran: bravos, cautelosos, organizados y con la sensibilidad humana que caracteriza a los que están al lado de la justicia
Los une más que la fecha gloriosa en que nacieron para el mundo, todos los días de fatigoso andar por la selva o el monte construyendo sueños
Los une el indómito Baragua, y la Guerrilla
Los une todo un pueblo que los ama y sigue
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